Fuuuta, ya se acabó el año, y en verdad que todo lo que se hizo, en materia de "pachecología", dejó buenos resultados. Positivos digámosle.
Un primer semestre en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales con calificaciones buenas, mucha gente interesante, que, con el tiempo, espero poder dirigirme a ellos como amigos duraderos; y mi regreso a la vida académica que, siendo brutalmente honesto, tenía rato ya olvidada y arrumbada. Sin embargo ahí la llevo, acoplándome de nuevo a la vida en sociedad que, siéndoles sincero, mi sociopatía vivió su etapa más intolerante (je je je).
Y es que no puedo evitar mencionar, que la mayoría de la gente me es tan predecible, y que aun así me sigue pareciendo interesante el observarles. De hecho, hasta raya en lo chusco, pero lo confieso: me siguen sorprendiendo.
En el 2010, la mayoría de las sorpresas fueron buen pedo, y pareciera lo contrario, pero para 2011, me siento renovado y cambiado.
Y vaya que me duraron estas vacaciones, pero no las aproveché en lo más mínimo, me dediqué a perder el tiempo. Solo terminé dos libros: sigo con mi fanfromjelismo hacia Saramago, me eché “Las intermitencias de la muerte”; y no termino de leer “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera. Eso de enviciarme con el Xbox Live, ya no me está gustando…
A lo que sí me dediqué fue a mi melomanía leve. Discos completos, porque como dice el buen Steven Wilson, “es un arte perdido”. Llenando mi iPod con harta banda noventera.
Y para terminar esta primera entrada, ¡tengo que quejarme de mi desidia! Hasta ahorita vengo escribiendo esto, siendo un plan gestado a mediados de diciembre del 2010, trataré de mantener cierta periodicidad en esto e incluso, compartirles uno que otro disco, o música de mi agrado, recomendaciones mías pues
Ahí nos olemos.
Twitter. @Innervous
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